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26 de marzo de 2016

Especial Strawberry Fics N°3

Viaje


Son las 7 am y suena el viejo reloj despertador junto a la cama. No pasaron muchos segundos hasta que una mano apareció por debajo de unas cobijas para silenciarlo con prontitud. Se dejó ver esa piel blanca y suave que era envidiable. Esos ojos verdes intensos se abrieron llenos de energía juvenil que parecía contagiar el ambiente.

Se puso de pie con entusiasmo  y vistió unas relajantes pantuflas blancas. Su silueta se movía dentro de un sensual camisón de suave seda  mientras caminaba por la amplia habitación que lucía radiante al abrir las cortinas. Caminó dentro del closet buscando ropa alegre y despreocupada. A cada paso no dejaba de tararear una alegre melodía que sonaba a vaivén latino, incluso sus pies podían verse alegres moviéndose con ritmo.

Desde el primer piso de la casa, se impregnaba un delicioso aroma a café recién hecho que despertaba los sentidos inyectando energía extra para la nueva jornada.

Allí, en la cocina, se movía de un lado a otro la nana Kyoko, vistiendo su impecable delantal blanco, con su incansable y amable sonrisa, terminando de poner unas pequeñas fresas sobre unos lindos cup cakes que había preparado. Al oír unos pasos bajando las escaleras, se alista a poner servilletas y un florero sobre la mesa y con una espléndida sonrisa, voltea.

-Buenos días

-Buenos días Kyoko, ¿Cómo has amanecido?

-Muy bien

-¿Te has levantado tan temprano de nuevo? –Se sienta junto a la mesa tomando el periódico matutino

-Sí, le preparé el desayuno a la señorita…

-oh vamos, Shizuma te ha dicho mil veces que ella se lo puede preparar sola…es una mujer autosuficiente. Tú ya debes empezar a descansar, sino acabaras como esas viejecillas que no pueden ni moverse…

-Sí, pero es la costumbre, aunque me lo pidan muchas veces, llevo años acostumbrada a trabajar así…si dejo de hacerlo de pronto, me sentiré extraña

-Bueno, por eso mismo es que a partir de hoy nos tomaremos unas merecidas vacaciones. Ve y viaja con tus sobrinos y no quiero verte por aquí en un buen tiempo. Bien sabes que eres parte de esta familia y quiero verte bien. Esos años de trabajo incansable nos han pasado la cuenta a ambas… ya siéntate conmigo a tomar el desayuno… ¿Shizuma ya se ha ido?

-Sí, desde temprano, apenas le dio un sorbo al café y se marchó…al parecer está muy ocupada –Sentándose a la mesa con una taza humeante

La abuela deja el periódico sobre la mesa dando un profundo suspiro

-¿Has preparado cup cakes?

-Sí, espero hayan quedado bien…es primera vez que los preparo

-¿No me digas que mi querida Nagisa chan te ha dado la receta?

-Sí, así es, ella ha sido muy amable en enseñarme algunas recetas de postres, tiene mucha paciencia y dedicación

-Claro que sí, es una excelente chica…y me preocupa mucho que Shizuma esté trabajando demasiado…quizás no le esté dando el tiempo suficiente a Nagisa chan

La nana Kyoko mira con curiosidad a través del vapor de su taza.

-¿Crees que puedan tener problemas?

-No lo creo, pero de todas maneras hablaré con Shizuma, no quiero que caiga en la misma rutina mía y deje de lado su vida personal. Ese es un error que hemos cometido todos los Hanazono.

-Bueno, yo creo que la señorita Shizuma es muy atenta con Nagisa chan, ambas lucen espléndidamente juntas. Los años les han sentado muy bien, se ven maduras y confiadas. Además, la señorita Shizuma estudia y trabaja mucho…aun así le dedica mucho tiempo a ella.

-Lo sé, los años en la universidad nos cambian a todos…–Suspira profundamente–qué tiempos aquellos…–Levanta la mirada con añoranza– si te hubiera conocido en aquella época, nos hubiéramos ido a muchísimas fiestas…aún recuerdo como todos querían bailar como ese Travolta, era un genio en la pista…

-¿No estarás diciendo que Shizuma se va mucho de fiesta ahora que está en la Universidad?
La abuela Hanazono que iba a tomar un sorbo de su taza, se detiene por completo y le clava la mirada a la nana Kyoko.

-… ¿Anoche…a qué hora regresó? –La mira sospechosamente

-La verdad…es que no la oí llegar…ya estoy vieja, solo vi las noticias un rato y me quede dormida…perdón…

Sin dudarlo, la abuela se pone de pie con energía, la nana la mira sorprendida ya que luce radiante como toda una quinceañera rebosante de vitalidad.

-Iré de inmediato a la oficina

-¿Eh? ¿y el desayuno?

-Eso puede esperar…

-Pero ya me voy de vacaciones…

-Nos veremos al regreso…debo cumplir mi rol como buena abuela  y cuidar a mi nieta…me voy…

La nana Kyoko suspira con amargura viendo sus cup cakes que no han sido degustados en absoluto.

Al otro lado de la ciudad, en un alto edificio en medio del bullicio del centro, caminaba de un lado a otro con el teléfono apoyado en su hombro, la ex Etoile.
Es verdad, los años le habían sentado de maravilla, su largo cabello se había cortado a la mitad y su figura convertida en cuerpo de mujer adulta lucía a la perfección en sus ropas formales ya que incluso se lograba traslucir un poco a través de su blanca blusa.

Parecía estar en medio de una importante conversación cuando su secretaria entró silenciosamente para dejarle un café sobre el escritorio, le hizo una reverencia y salió de la misma manera, Shizuma rápidamente le sonrió y se dirigió a su asiento.

-Muy bien, entonces necesito que me envíen esos papeles a más tardar hoy por la tarde, no esperaré ni un solo día más, ¿entendido?

Cortó la llamada y se sentó con pesadez frente al monitor que no dejaba de lanzarle avisos de correos entrantes. Sin importarle nada, se hundió en su asiento torciendo su espalda y respirando profundamente, cerró los ojos por un minuto e intentó relajarse por unos instantes.

Por un pequeño momento la oficina quedó en silencio y solo se escuchaba casi como un susurro el sonido del procesador del computador y más a lo lejos, el sonido de un teléfono sonando en la oficina adyacente.
Abrió poco a poco sus ojos ya que escuchó pasos apurados dirigiéndose a su oficina. De 
pronto llaman a su puerta aceleradamente.

-¿Y ahora quién? –Se acomoda de malas ganas en su asiento.

La puerta se abre de par en par con una enérgica abuela Hanazono entrando a sus anchas al lugar, detrás una nerviosa secretaria haciéndole señas queriéndole decir “intente detenerla, pero no pude”.

-Shizuma, mi querida Shizuma… ¿Cómo estás?...

La ex Etoile llenó su pecho de aire y volvió a relajarse sobre el respaldo de su asiento. Su rostro denota un enorme cansancio y ánimo bastante decaído. Le indica a su secretaria que todo está bien.

-¿Qué haces aquí abuela?, creí que te ibas de vacaciones hoy

La abuela, como si se tratara de un jovencita llena de energía hiperquinética, recorre la oficina observando todos y cada uno de los detalles. Los libros, los muebles, los vidrios, todo.

-He venido a saludarte y a conversar un poco…me tienes algo preocupada…

-¿Yo?.. . ¿Porque estas preocupada?

Después de una larga vuelta por la habitación y de guardar silencio, la abuela decide sentarse frente al escritorio y mirar atentamente a su joven nieta. La analiza cuidadosamente y Shizuma la mira con curiosidad.

-Tengo entendido que anoche llegaste muy tarde a casa…

-Abuela… ¿Qué ocurre? –Responde con cansancio

-Estoy a punto de irme de vacaciones por largo rato, no quiero que estés escapándote a medianoche a fiestas desenfrenadas mucho menos si Nagisa chan no está en la ciudad…

-¡¿Qué!?... –Desconcertada completamente–Abuela… ¿de qué hablas?...si, anoche llegué muy tarde a casa ya que tuve que trabajar en un proyecto hasta muy tarde, hoy me levanté a las 6am para poder dejarlo en la Universidad a tiempo antes de venir hasta acá a una reunión con unos tipos que ni siquiera trajeron los documentos necesarios para hacer el contrato… ¿y tú piensas que he ido a fiestas…desenfrenadas? –Tono muy serio y más cansado aún

La abuela bajó los hombros y comprendió el cansancio de su sucesora y el nivel de estrés que maneja últimamente. Guardó silencio un largo rato y sus ojos bajaron su brillo, Shizuma también comprendió que aquel tono le había afectado.

-Abuela…realmente estoy feliz que todo tu tratamiento haya terminado y que estés sana. Te he notado muy enérgica desde hace unos meses y eso es muy bueno, te has renovado por completo, pero no quiero que exageres las cosas…estoy trabajando mucho para mantener esta empresa en pie y que todo tu patrimonio se mantenga intacto, pero además debo cumplir con mis ocupaciones personales, sin contar con mi vida privada…

Toda la esencia juvenil de la abuela por un momento se vino abajo y su rostro envejeció un poco, la joven empresaria notó enseguida el cambio de ánimo e intentó rápidamente, regresarla al estado anterior.

-No! No malentiendas las cosas! –Se inclina sobre el escritorio –Escúchame, estoy muy feliz que estés tan bien de salud, hace años que no te veía tan alegre y dinámica. No tienes que preocuparte por mí, todo está bien aquí, en casa y con Nagisa…

-Ella hace días que no ha ido a casa… –Baja el rostro con tristeza

-¿Estas triste por eso?

-Nagisa chan siempre se sienta junto a mí en la terraza a tomar el té por las tardes y me cuenta historias de su familia…me siento alegre cuando hace eso…

-Abuela…ella no ha venido porque está muy ocupada en sus días de práctica, ni yo he querido interrumpirla. Ambas estamos muy ocupadas en nuestros trabajos pero aun así, seguimos juntas sin importar nada. Cuando regreses de vacaciones, ella estará en casa y haremos una fiesta de bienvenida, ¿de acuerdo?

-¿Segura? –Hace un puchero

-Vaya, de verdad que bien te ha hecho el tratamiento, eres una persona nueva ahora –Sonríe – Además, debes recordar que ahora iras de viaje muy bien acompañada, ¿verdad? Eres toda una picarona…–Sonríe

-Las dos somos ancianas ahora, solo saldremos a recorrer algunos lugares, comprar souvenirs, tomar muchas fotografías y tomar alguna piña colada, no tiene nada de malo eso ¿no?

-No, claro que no. Y no digas que son unas ancianas, las dos aún son muy jóvenes y llenas de energía…solo espero que no me llame la policía porque hiciste algún escándalo en algún bar…

Shizuma sonríe irónicamente y la abuela se cubre el rostro un poco sonrojada. Sorprendida la ex Etoile apoya ambas manos sobre el escritorio y se inclina.

-¿Me vas a decir que ya has hecho escándalos en la vía publica!?¡ -Sonríe sorprendida

-Yo también fui joven y alocada…hay muchas historias que no te he contado…

-Si pero…yo nunca he hecho un escándalo…

-¿Y tu vida en Astraea?
Shizuma abre enormes  los ojos, sonrojada y nerviosa

-¿Qué?... ¿qué tiene que ver Astraea en todo esto?
La abuela es ahora quien se cruza de brazos y la mira sonriendo con picardía.

-Sé muy bien que rompiste el corazón de muchas señoritas allí dentro…eras como el dueño de la mansión Playboy, algo así

-¡Abuela! –Sonrojada – ¡No digas eso! ¡Claro que no!...no sé qué imagen tienes de mí…Yo…era bastante tranquila…además…no por eso iban a llamar a la policía…

La abuela se pone de pie riendo calmadamente. Shizuma ha relajado sus hombros y sonríe viéndola caminar por la habitación. Ambas comparten una enorme confianza casi como si se tratara de dos buenas amigas de toda la vida. La joven toma su taza entre las dos manos.

-Nagisa está feliz que estés junto a su abuela, ya era hora para ambas…

La abuela Hanazono se ha detenido frente a una de las fotos de su nieta donde aparece junto a sus amigas en la colina de Astraea. Guarda unos instantes de silencio y suspira profundo viendo la imagen de Shizuma con el uniforme de Miatre, sintiéndose muy identificada.

-Para nosotras es difícil decir que estamos juntas de la manera convencional. Es verdad, nos amábamos con locura cuando éramos unas adolescentes y las vueltas de la vida decidieron que debíamos separarnos.  –Camina hacia la enorme ventana y se queda allí observando la ciudad. –Por una parte, creí que mi vida había acabado cuando me alejaron de ella…

-Abuela, nunca me has contado bien lo que sucedió… ¿Tus padres te sacaron de la colina?

-Tus bisabuelos se enteraron que quería convertirme en Etoile junto a ella, lo cual nunca pudimos concretar. Era nuestro máximo sueño juntas, ser la gran estrella de las tres escuelas y seguir así por siempre. Las hermanas de aquel entonces, sabotearon la elección de ese año por expresa indicación de mis padres. Sin previo aviso me fueron a buscar el día de la graduación y me llevaron sin siquiera poder despedirme de ella…desde entonces, me alejé por completo de la colina y perdí contacto con todas mis amigas y compañeras.

Shizuma no la pierda de vista y escucha con atención, ella sigue junto a la ventana.

-Nunca… ¿quisiste huir con ella?

-Claro que sí, quise huir muchas veces de casa para ir por ella, pero no lo conseguía. Me gané enormes castigos cada vez que intentaba poner un pie en la calle sin autorización. Eran tiempos muy diferentes y nuestra relación era totalmente impensable, jamás ni siquiera se podía mencionar algo así. Nosotras bien sabíamos que eso ocurría todos los días dentro de Astraea, pero para los ojos de la sociedad, debíamos ser señoritas bien portadas y listas para aceptar cualquiera que fuera el destino elegido por nuestros padres. No había opción alguna.
Con el paso del tiempo, tuve que olvidar…no…más bien escondí todo lo que sentía en un lugar muy profundo de mi mente y de mi corazón. Según mis padres, tendría un futuro brillante, sin complicaciones si me enfocaba nada más que en el trabajo.

En ese momento el teléfono sobre el escritorio suena y Shizuma contesta con desgano. Siente que al fin estaba escuchando la anhelada historia de su abuela y la interrumpen en el mejor momento.

-¿Si? –Espera –Bien, no me pases ninguna llamada hasta nuevo aviso, estoy en algo muy importante.

La abuela sigue ensimismada observando las nubes en el cielo que se mueven pausadamente. El ruido de la ciudad es casi imperceptible gracias a la aislación de los vidrios. Shizuma retoma la conversación interrumpida.

-Perdón, ya no nos molestaran con llamadas… –Regresa su mirada hacia la mujer –¿Ellos te presentaron al abuelo?

-Sí…estaba terminando la universidad cuando vinieron a casa con tu abuelo. Era un joven tranquilo y apuesto, sin tener la culpa de nada, se puso en mi camino con buenas intenciones. Nuestros padres decidieron todo por nosotros, hasta la luna de miel. –Suspira con amargura– Era un buen hombre, pero jamás pude corresponderle de la misma manera, mi corazón quedó cerrado como una bóveda por muchos años…

-No recuerdo mucho al abuelo, pero en las fotografías, siempre se veía muy alegre junto a ti…

-Sí, a pesar de todo, hicimos todo lo posible por ser una familia alegre, nos llevábamos muy bien y siempre fui sincera con él…nunca quise lastimarlo. Falleció muy joven, tú apenas eras una pequeña niña…

-O sea que… ¿el abuelo sabía de tu pasado en Astraea?

-Sí. Él estaba muy consiente que nuestra relación fue completamente pactada y comprendía que no podía exigirme algo más complejo en cuanto a sentimientos. También digamos que fue mi confidente ya que ocultó mi situación toda la vida, hizo como si nada de eso hubiera existido ante los demás. Bueno…si no fuera por tu abuelo tu no estarías aquí hoy –Sonríe –

Shizuma se ha puesto de pie y camina junto a la ventana con ambas manos en sus bolsillos.

-Me alegra que me cuentes esta parte de tu historia. Había muchas cosas que eran enormes incógnitas para mí, hasta hoy.

-Sí, pero ahora tú tienes una ventaja, el mundo se ha abierto a nuevas oportunidades y a nuevas expresiones, ya no es como antes. Ya no debes esconderte para amar, por eso estoy feliz…y ahora que me he recuperado un poco de esta enfermedad, quiero aprovechar y recuperar parte de ese tiempo, junto a ella.

La ex Etoile voltea y observa con una enorme sonrisa a su abuela, ambas con su potente mirada de color verde.

-Abuela –Sonríe pícaramente– No sé porque me dices eso…tú ya llevas bastante tiempo recuperado con la abuela de Nagisa –Ríe- No es como si apenas se fueran a ver. Cada vez que las veo juntas lucen como quinceañeras.

-Bueno, ambas perdimos a nuestros esposos hace mucho tiempo y el destino de alguna manera nos volvió a unir. Ahora más que nunca, es cuando quieres caminar de la mano de una compañera. En este punto de la vida es en el que te das cuenta de que puedes amar sinceramente a través de las cosas más simples, sin máscaras ni maquillaje.

Shizuma observa con admiración el rostro de quien ha sido como su madre por tanto tiempo. Sus ojos son sinceros y rodeados de finas arrugas que no se avergüenzan del paso de los años. A simple vista, podría decirse que la joven Etoile está frente a su futuro yo.

-Me siento como una niña pequeña en comparación a todo que me falta por aprender de ti

-Yo solo deseo que no agotes tu vida y tu energía en el trabajo, delega funciones, diviértete y sal con Nagisa chan. Quiero verte brillar junto a ella cada día como las hermosas Etoile que son.

-Gracias abuela, lo intentaré.

-Además, ya sería hora que vayas planificando la boda… ¿o pensarás vivir como esas parejas sin ningún tipo de compromiso ni formalidad? …ya quiero tener bisnietos que llenen esa casa, quiero ver pañales y juguetes por todos lados…

Shizuma se sonroja y abre enormes los ojos con aquella petición.

-¡Abuela! ¡Estas pidiendo demasiado! –Nerviosa voltea y camina de regreso a su sillón– O sea…si hemos pensado en algo como una boda, pero… ¿hijos?... –Mira nerviosa su escritorio y toma papeles fingiendo volver a trabajar–

-¿Por qué no? El día de mañana te quedaras en aquella enorme casa junto a ella, ¿Por qué no tener unos niños que iluminen el lugar? –Sentándose nuevamente frente al escritorio

-Pe…pero…ni siquiera he pensado en cómo podríamos tenerlos…yo…yo…bueno…Nagisa lo mencionó una vez…pero…pe…pero…

-¿Pero?

-Es un tema complicado, hay que planificar muchas cosas…además ¿Olvidas que las dos somos mujeres?

La abuela se pone de pie sonriendo tranquilamente, se acomoda sus ropas y camina lentamente hacia la puerta. Shizuma la mira en silencio.

-A mi regreso podemos tener una reunión al respecto si es que hablas el tema con mi Nagisa chan, ya he visto e investigado todos los medios que funcionan a la perfección. Cuentan con todo mi apoyo…además, si necesitas genética Hanazono, recuerda que tienes a Seiki… –Le cierra un ojo en forma traviesa

Shizuma se pone de pie rápidamente y muy seria

-¿No estarás pensando que permitiré algo así?                                            

-Tranquila, no sé qué estás pensando, pero a mi regreso veremos las posibilidades para hacer crecer la familia… ¡que emoción! –Junta sus manos con ilusión
Shizuma respira profundo poniendo sus manos en su cintura, la observa sonriendo viendo como aquella planificación familiar le causa tanta alegría.

-Ya lo hablaremos cuando regreses… ve con cuidado y no tomen demasiado sol, recuerda que es peligroso. Si necesitas algo, no dudes en llamarme, estaré atenta.

-Tranquila mamá, nos portaremos muy bien

Ambas sonríen traviesas y sin más, la abuela da media vuelta para salir de la oficina.

La ex Etoile se ha quedado con las manos en sus bolsillos respirando profundo, sintiendo una extraña y cálida sensación en su pecho. La repentina visita de su abuela la ha relajado y la ha ayudado a olvidar el estrés que llevaba sobre los hombros.

Después de un recorrido en el ascensor, la abuela estaba a punto de dejar el edificio cuando se topa de frente con alguien a quien no pensaba ver en un largo rato. Una sincera sonrisa la invadía dándole un gran abrazo a la joven que se le presentaba en frente.       

Shizuma ya se sentaba nuevamente frente a la computadora dándose ánimos para poder revisar la larga lista de mails sin leer. Se masajeo un poco el cuello antes de continuar con la larga jornada laboral que le quedaba por delante.

De pronto un nuevo llamado a su puerta la hace reaccionar despegando sus verdes ojos de la pantalla del computador. Ve a su secretaria entrar.

-Disculpe señorita Shizuma, le han venido a visitar –Se mueve hacia el lado para dejar pasar a alguien

-¿Quién es?

La ex Etoile vuelve a sorprenderse viendo entrar a su adorada pelirroja a la oficina. Su cabello está mucho más largo, sus ojos con suave maquillaje y un hermoso vestido que mezcla inocencia con madurez. Shizuma se puso de píe como un tirabuzón.

-¡Nagisa!

La secretaria ya se había marchado dejando a la romántica pareja a solas. Sin decir nada más, la empresaria abrazó a su chica por la cintura dándole un enorme y apasionado beso que las dejó silenciadas por largos minutos.

-Mi Nagisa… ¿Qué ha pasado? Pensé que no te vería hasta el fin de semana

-Me pude desocupar mucho antes de lo previsto, así que vine lo más rápido que podía.

-Qué bueno, me hacías mucha falta…

-Me encontré con la abuela en la entrada del edificio, me abrazó fuerte y dijo que me había extrañado

-Claro que sí, las Hanazono nos ponemos muy tristes cada vez que nuestras chicas Aoi están lejos

Nagisa con una enorme sonrisa se vuelve a colgar del cuello de la ex Etoile para besarla nuevamente, mientras el sonido de correos entrantes no dejaba de sonar en la computadora. Shizuma apartó suavemente a la pelirroja y le sonrió dulcemente.

-Tuve una interesante conversación con la abuela

-¿Así? ¿De qué hablaron?

-¿Qué te parece si vamos a comer a tu restaurant favorito y te cuento?

-¡¡¡Siiiii!!! Ya extrañaba que saliéramos juntas, también quiero contarte muchas cosas, mi Etoile

-Bien, entonces vámonos enseguida

-Pero, ¿no tienes mucho trabajo?

-Tranquila, pasar tiempo junto a ti es lo más importante. Buscaré mi bolso y nos vamos ¿Bien?

La pelirroja le asiente con la cabeza mientras la observa con brillantes ojos y una sonrisa gigante.

En otro sector de la ciudad se estacionaba un elegante automóvil negro frente a una típica casa japonesa de clase media. La abuela Hanazono se bajó calmadamente y suspiró antes de cruzar el umbral de la entrada.

Tocó tres veces  la puerta y esperó con el corazón un poco ansioso.

Luego de unos instantes se abrió la puerta y apareció ella, delgada con una bella sonrisa y cubriéndose los hombros con un delgado suéter. Su cabello aún guarda brillante color rojizo dejando a unas traviesas canas esconderse revoltosas. Cruzaron sus coquetas miradas por 
unos silenciosos segundos.

-Qué guapa estas hoy mi querida Sakurako –Sonríe pícaramente la abuela Hanazono

-Gracias mi Etoile, tú siempre intentando sonrojarme

-¿Ya estas lista?

-Iré por mi maleta

Dio media vuelta para entrar nuevamente y la visita aprovechó para pasar a la recepción de la casa. Allí sus ojos recorrieron emocionados las muchas fotos enmarcadas que decoraban la pared. Todas eran fotos familiares de distintas épocas, bebés, ceremonias, celebraciones, vacaciones, graduaciones y más. Sus intensos ojos verdes se fueron a clavar sobre una foto en especial, en aquella imagen aparecía Nagisa el día de su graduación de Astraea, rodeada de amigas con los distintos uniformes de las tres escuelas. Una grata sonrisa se apoderó de su rostro.

-Ya estoy lista –Regresa la abuela Aoi cargando su maleta

-Iremos a otro lugar antes

-¿Dónde?

-Sorpresa –Le cierra un ojo

Ambas salieron con joviales sonrisas y el corazón pleno, el auto se puso en marcha sin destino conocido. Se miraban de reojo y reían hablando de la vida dándole importancia al momento.


Las horas se iban extinguiendo y los colores del cielo empezaban a cambiar, unas gaviotas emprendían el vuelo a lo lejos y el sonido del mar hacía eco en el lugar. Un leve olor salino llegaba hasta ahí, donde dirigieron sigilosamente sus pasos.

La pelirroja se detuvo y quiso contener las lágrimas al observar el paisaje, volteó y un viaje en el tiempo las trasladó velozmente hacia el pasado e hizo que ante sus ojos, apareciera la joven Hanazono vistiendo el uniforme de Miatre mirando a contraluz, el apacible lago. 

Estaban en la colina y ambas se observaron cómo hace muchos años atrás, con sus rostros adolescentes bajo la tibia luz del atardecer, como en un bello sueño.

-Mi hermosa Sakurako…te prometo que seremos Etoile. Siempre estaré junto a ti y te protegeré de todo mal, no importa cuánto me cueste.

-Siempre y sin importar lo que suceda, seré tu eterna Etoile Cadette

-Ni Spica ni LeRim podrán arrancarnos este triunfo…seremos las mejores

La joven pelirroja camina y se sienta a observar el agua del tranquilo lugar y suspira profundamente.

-¿Qué ocurre Sakurako? ¿No estas segura de esto? –Sentándose a su lado

-Claro que lo estoy, es lo que más quiero…subirme a ese escenario contigo de la mano…cuidar del invernadero… –Sonríe – Ser la envidia de Spica…quiero todo eso…

-¿Pero…?

-Es sólo que, no solamente quiero que seamos Etoile aquí en la colina…quisiera estar a tu lado toda la vida… –Sonrojada –…Quizás pienses que soy una idiota por decir esto pero…no quisiera separarme jamás de tu lado…

La adolescente Hanazono sintió que su pecho se llenaba de cálidas ilusiones llenas de mariposas multicolores. Sonrió y se le acercó mucho más para acariciarle suavemente el rostro.

-Yo deseo lo mismo…quizás no te hayas dado cuenta, pero estoy aquí para ti y lo estaré toda la vida, te lo prometo, amor mío.


Con el sol de frente y bañadas bajo una naranja luz del atardecer, sellaron su pacto con un intenso beso que poco a poco fue perdiendo el control tumbándolas sobre el fresco pasto. Aquella sería una larga noche y el toque de queda no sería tema de discusión en absoluto. Impensable sería perder el tiempo con esas preocupaciones, lo que importaba, era amarte por siempre.

Aquella imagen se fundía ante los ojos de la pelirroja regresando al presente y al reaccionar, aquellos verdes ojos, estaban frente a ella, entregándole la misma intensidad y calidez de aquella vez.

-Mi hermosa Sakurako –Tomando su mano–Perdón por no haber podido cumplir la promesa de aquel día. Prometí en este lugar, estar contigo toda la vida, cuidarte y protegerte por siempre…pero he fallado…

-No me has fallado en absoluto. Aquí estamos después de tantos años en el mismo lugar…–Sus ojos se llenan de lágrimas– Siempre esperé volver a verte…

-Cada día y cada noche guardé en mi pecho tus caricias, soñaba a diario con volver a sentirte. Has sido mi más grande anhelo toda la vida…sé que el destino nos jugó de una manera que no esperábamos, pero estoy aquí para jurarte que quiero vivir lo que me quede de vida, junto a ti…

Sakurako no puede evitarlo y comienza a llorar de alegría, sus lágrimas son tan sinceras y llenas de emoción porque las ha guardado por tantos años. La abuela Hanazono tomó y besó sus manos con tanto amor, que el sol pareció derretirse en el infinito. Sus ojos volvieron a cruzarse y bajo la bondadosa luz de ese nuevo atardecer junto al lago…

-¿Quieres ser mi Etoile? Mi hermosa Sakurako…

-Por supuesto que sí, por siempre…

La abuela Hanazono sacó de su bolsillo una pequeña bolsita de terciopelo negro y cuidadosamente sacó de su interior dos colgantes. Los ojos de la pelirroja abuela se abrieron con gran sorpresa al verlos.

-Estas son… –Mirando sorprendida

-Sí…sé que no son las oficiales pero al menos con esto, podremos decir que nos hemos convertido en Etoile aquí, en la colina de Astraea

Dos réplicas de los colgantes de Etoile para convertirse de esa manera, en lo que no pudieron concretar hace tantos años atrás.

Como una especie de espejismo, ante ellas se levantó el escenario del auditorio, lleno de alumnas de las tres escuelas todas de pie emocionadas  viendo el importante enlace.
Con sutileza han puesto en sus cuellos los brillantes colgantes y toda la audiencia ha comenzado a aplaudir con ferviente emoción. Juntaron sus manos y con alguna que otra lágrima de alegría, se besaron con infinito amor, la multitud aplaude con más fuerza y algunas lloran emocionadas coreando sus nombres.

Las luces reflectadas desde el lago, hacía brillar con fuerza las gemas de sus collares y de esa manera, se han convertido en la estrella más brillante de toda la colina de Astraea.

No importa la edad ni el tiempo que tengas que vivir, si ese amor es sincero, florecerá sin importar cuanto deba esperar.

Estaré ahí por siempre, para ti,

Mi Etoile.
















11 de mayo de 2015

Strawberry Fics Especial N°2

Estrellas

Era verano y la brillante luz del sol entraba con potencia por todas las ventanas de la residencia.
Los pasillos se vislumbraban solitarios extrañando la juventud y energía de todas sus chicas.
Las vacaciones convertían a toda la colina en un lugar silencioso y en extremo tranquilo. Al igual que las escolares, las hermanas suelen turnarse para salir, visitar familiares, recorrer ciudades y disfrutar de los días soleados.

A unos cuantos metros de ahí y bajo la sombra de un árbol esta la Etoile Aineé de Spica lavando y peinando a Star Bride. El ambiente tranquilo y relajado, la hacen esbozar una leve sonrisa mientras interactúa con el manso animal.

-otro verano tranquilo Star bride, pero ya es el último…creo que extrañare mucho todo esto.

Amane moja un paño dentro de una cubeta con agua y se detiene a observar a lo lejos la residencia en silencio. Su corazón acongojado y lleno de sentimientos que la agobian por instantes, ya se acerca la hora de dejar definitivamente la colina y a su mente solo llegan tantos recuerdos de todos estos años.

Ya hace dos semanas que todas las estudiantes han salido de vacaciones y ella se ha quedado nuevamente a cuidar de Star Bride y a prepararse para las nuevas competencias que se asoman a finales de años. 

La Etoile Cadette, Hikari, ha dejado Astraea por estas vacaciones por lo que Amane se ha quedado a cargo de las actividades que pudieran presentarse. 

La Hermana Hamasaka ha salido de su oficina y camina por el sendero hacia la caseta de la entrada.

-Buenas tardes Etoile sama

-ah, buenas tardes Hermana

-Nuevamente un verano algo solitario por aquí ¿no?

-sí, es muy agradable la colina en esta época

-Lamento que ya le quede poco tiempo aquí

-ha pasado muy rápido todo Hermana, a veces quisiera que se detuviera un poco el tiempo

-Bueno, pero una nueva vida la espera allá afuera y de seguro conseguirá grandes cosas

-Gracias Hermana, también espero eso

-Bien, debo ir a la ciudad de compras, la dejo Etoile sama

-Que le vaya muy bien Hermana

Luego de ver alejarse a la religiosa, vuelve a agacharse frente a la cubeta para seguir bañando a Star Bride. De reojo alcanza a ver que una muchacha saluda con una reverencia a la Hermana sin alcanzar a distinguir quien es.

-¿Quién será? ¿Una visita?

Después de unos minutos y sin desconcentrarse, Amane regresa su mirada al camino luego de escuchar su llamado.

-¡Etoile sama!

-¿eh?...¿Tsubomi chan??

-Buenas tardes Etoile sama –reverencia

-¿Qué haces aquí, Tsubomi chan? ¿No deberías estar en casa de tus padres?

-Lo sé, pero ellos han tenido que interrumpir sus vacaciones por trabajo…y yo también

-¿eh?

-Sí, he decidido volver antes para terminar todos los pendientes que quedaron en el consejo.

-Vaya que trabajadora eres Tsubomi chan. No me cabe duda de que serás una excelente Etoile

-¿EHH? –sonrojada- Etto…no lo hago por eso…solo…no quiero que se nos junte tanto el trabajo, este semestre será algo complicado y tenemos mucho por hacer…

-Está muy bien, no tienes que darme tantas explicaciones, a mí ya me queda poco tiempo aquí.

-pero…Etoile sama… ¿usted no ira a ninguna parte? ¿Dónde está la Etoile Cadette?

-Ella está visitando a sus abuelos y viajando con sus padres. ¿Yo?, siempre me quedo aquí para cuidar de Star Bride. Vienen torneos muy importantes y no debemos perder la concentración

-pero pensé que podría descansar…

-aunque no lo creas descanso mucho aquí durante estos días. La colina es muy relajante durante el verano

Tsubomi mirando alrededor puede ver el tranquilo paisaje de la residencia.

-Sí, creo que tiene razón

-¿y qué hay de Yaya chan?

-ah, ella está descansando con su familia en Europa. Le envíe un mensaje para contarle que regresaba a la residencia, pero no creo que lo haya visto. Debe estar muy entretenida.

-ya veo, algunas si aprovechan mucho estos días de verano

-Sí…bueno Etoile sama…iré a dejar mi maleta

-Aquí estaré por si necesitas algo

-Con su permiso

Tras una reverencia, la juvenil miembro del consejo estudiantil, da la media vuelta para caminar a la residencia la cual luce muy tranquila.

Luego de un relajante baño y de ordenar su cuarto, Tsubomi mira por la ventana de su habitación notando que ya está próximo el atardecer. Termina de ordenar la ropa en el closet pero algo le inquieta el corazón, así que luego de un rato, se sienta sobre su cama muy pensativa.

Los pasillos de la residencia están silenciosos y calmados, todo lo contrario a como lucen durante el semestre. Poco a poco comienza a oscurecerse mientras Tsubomi camina hacia la cafetería que está a media luz. Para su sorpresa, se encuentra con Amane quien está sentada en una solitaria mesa junto a su cena.

-ah, Etoile sama, pensé que no habría nadie aquí

-bueno, solo hay una hermana que prepara la cena y ahora dos comensales

-me da gusto no cenar sola

-sí, la residencia suele ser algo fantasmagórica en estas fechas

-¿de verdad?

-sí, pero tú no tienes miedo, ¿o sí? Tsubomi chan

-no. Las senpais mayores siempre han intentado asustarnos, pero no caigo en sus juegos, además, ya he crecido.

Ambas cenan riendo y hablando tranquilamente disfrutando del amplio espacio.

Más tarde, Tsubomi se ha dirigido a su habitación y tras cerrar la puerta, ha dejado escapar un suspiro.
Da un nuevo vistazo a todo su cuarto viendo que todo está en orden, pero parece que algo no la deja del todo tranquila. Se recuesta sobre su cama y perdida observando el techo, un discreto susurro se escapa de sus labios.

-…te extraño…

Sin darse cuenta, había caído en un profundo sueño, fue el melódico sonido de algunas aves junto a su ventana que la hicieron despertar. Se sentó en la cama mirando hacia la ventana y nuevamente aquella extraña sensación se volvía apoderar de su mente. Suavemente se golpeó su rostro para intentar despabilarse.

-Ya Tsubomi…deja de pensar un poco en ella…tienes mucho trabajo por hacer y de todas maneras…no la volverás a ver hasta el fin de las vacaciones…-se dijo así misma

Estirándose con fuerza se puso de pie e intentó enfocarse en las actividades que tenía planificadas. Era cierto, habían muchas cosas por hacer dentro del consejo por lo que su regreso anticipado a la colina, ayudaría mucho a alivianar la carga para el resto del año.

Mucho se rumoreaba en Astraea sobre las futuras candidatas a Etoile, ya que Amane estaba próxima a graduarse, los consejos ya pensaban en quienes podrían reemplazar a la pareja. Sonaban con fuerza la dupla Hanazono-Rokujo por Miatre, pero la presidenta Tamao, desmentía que ellas fueran a ser las candidatas, al menos por ahora.
Por otro lado, Momomi se sentía tranquila y confiada pensando en que el triunfo de Spica estaba casi asegurado. Sus ojos se los clavaba celosamente a Tsubomi cada vez que se tocaba el tema, tanto así, que en una reunión de consejo, la atrevida presidenta de Spica mencionó lo siguiente;

-…esto será una época dorada para Spica…-menciona con total seguridad Momomi

-vaya vaya…pareciera que Spica tuviera algún tipo de carta bajo la manga para la próxima selección Etoile…-menciona traviesa Chikaru

-Les encanta fantasear –Dice Tamao con ironía

-Perdón Suzumi san, no estoy fantaseando…dejé muy claro al asumir la presidencia y se lo prometí a Shion sama. Esto sería el inicio de una bella época donde las Etoile serían de nuestra escuela

-bueno, la verdad es que el trabajo de las Etoile siempre ha sido representar a las tres escuelas, así que lo más importante no es su origen, sino su capacidad de trabajo y entrega hacia la colina –menciona risueña Chikaru

Los tres consejos se lanzaban miradas en un momento de silencio mientras Tsubomi tomaba notas en silencio. Momomi la mira de reojo.

-como sea…Spica hará todo lo posible para que las candidatas de este año dejen en alto el nombre de la escuela…y de la colina por supuesto

-Cuidado Spica…porque Miatre no ha dicho nada aún respecto a sus candidatas y puede que te den una buena sorpresa y una pelea muy difícil… –Dice traviesa Chikaru mirando a Tamao

Momomi no puede evitar ponerse nerviosa mirando a la presidenta de Miatre.
Aquellos apellidos sonaban casi letalmente en sus oídos y no podía dejar de pensar que si aquellas candidatas se presentaban a la competencia, sería una pelea muy dura.

-No importa a quienes presente Miatre y si LeRim quiere unirse a la fiesta, estaremos dispuestas a dar lo mejor de nosotras -menciona con firmeza Momomi

-estoy segura que la próxima selección Etoile será una fiesta llena de emociones que no dejará a nadie indiferente –una sonriente Chikaru – aunque quizás…tus candidatas ni siquiera estén al tanto de todo lo que se viene…

El consejo de Miatre y LeRim voltean curiosos para observar a Tsubomi quien sigue escribiendo afanosamente en su libreta. Momomi se paraliza un poco y de reojo mira a la joven a su lado mientras Kaname le susurra algo al oído.

-Nuestras candidatas estarán informadas de todo…eso es mi trabajo…

-será bueno informarles cuanto antes presidenta…-menciona Tsubomi

Momomi algo sonrojada la mira sorprendida mientras todos los consejos ríen entre dientes. Tamao cierra su cuaderno y se pone de pie con una sonrisa irónica.

-bien por ustedes Spica…espero que para la próxima reunión con las Etoile puedan tener a sus candidatas informadas

Tsubomi mira curiosas a todas y voltea hacia Momomi quien luce muy seria y sonrojada. Molesta se pone de pie.

-¡Por supuesto Suzumi san! ¡Todo estará en orden y estaremos listas para ganar!

-bueno, creo que con esto la reunión ha llegado a su final…-sonriendo Chikaru

Momomi toma sus apuntes y con un gesto le indica a su consejo que se marchan, lo mismo hace Miatre siendo LeRim el último en salir más relajado del salón.

De regreso al presente, una pensativa Tsubomi ordena sus papeles sobre el escritorio.

-Momomi sama no ha dejado de mencionar la selección Etoile desde entonces…y yo…-cabizbaja- solo pienso en como lo estará pasando Yaya en su viaje… ¿habrá llevado sweater?...a veces llueve por esos lados y podría agarrar una gripe… ¿Qué estoy diciendo?...ni siquiera ha contestado a mis mensajes…

Con algo de desgano se sienta a trabajar, pero al momento de posar su lápiz sobre los papeles, su mente vuelve a irse lejos.

-…de seguro ella solo recuerda que existo cuando viene a la colina… -muy seria- quizás Momomi se deba olvidar de nuestra candidatura…no creo que sirvamos para ser Etoile…

Lejos de ahí, en la pista de entrenamiento, Amane corre montada sobre Star Bride el cual brinca enérgico las barreras sin detenerse.
El sol abrumador se ha clavado en el cielo y parece que no tiene intención de ceder en ningún momento, por lo que Amane se detiene unos instantes bajo la sombra de unos árboles para refrescarse.

Desde lo más alto de la colina y cerca de los establos, se puede divisar parte de la ciudad y desde allí se alcanzan a ver los colores del festival de verano que viste todo el lugar y como cada año, luce lleno de vida desde temprano.

Amane en su descanso, observa el movimiento que se lleva a cabo en ese lugar pero algo más llama su atención. Voltea hacia su derecha y alcanza a divisar a una muchacha cargando la que parece ser una pesada mochila y subiendo a toda prisa por los caminos de la colina.

-Parece que estas vacaciones serán mejores para algunas –Sonríe tranquila Amane

Tsubomi en su habitación, ha abierto la ventana para intentar apaciguar el intenso calor de aquel día. Ha intentado concentrarse en sus documentos pero el sonido de las cigarras a lo lejos, la hacen voltear a cada rato hacia el exterior, imaginándose la frescura de una alberca.

-Quizás deba ir a trabajar a orillas del lago, allí estará mucho más fresco

Sin esperar ninguna indicación, se pone de pie y ordena los documentos que llevará fuera de la residencia, son tantos que algunos caen al piso. Mientras se agacha para recogerlos, siente un pesado sonido fuera de su puerta.

Toc toc

-¿Amane sama?

Antes de levantarse, la puerta ya se ha abierto y ante sus ojos estaba la presencia de quien más anhelaba ver en ese momento.

-¡¡YAYA!!

Sin poder evitarlo, con sus ojos entumecidos en lágrimas, se echa a correr hacia los brazos de la joven que luce muy cansada y algo bronceada.

-mi pequeña princesa…-acariciándole el cabello

-Yaya…¿Qué haces aquí?, creí que no habías recibido ninguno de mis mensajes

-los leí todos y cada uno de ellos

-pero estabas con tus padres viajando por Europa…¿Cómo es que…?

-estar contigo es más importante que cualquier otro viaje, por lo que les dije que debía regresar cuanto antes.

Tsubomi muy emocionada y con su rostro sonrojado, hunde su rostro en el pecho de Yaya quien no deja de abrazarla con ternura.

-estas muy cansada, ¿Cuánto has viajado?

-no tienes idea de cuanto

-te prepararé el baño mientras me cuentas

Yaya entra a la habitación la enorme y pesada mochila que ha traído, única compañera en esta larga travesía

-mis padres decidieron ir a descansar a una pequeña villa en Alemania. Era un lugar muy hermoso entre montañas pero el único problema, es que casi no había comunicación. La televisión solo recibía un par de canales vía antena y mucho menos había computadores. Por eso me desesperaba mucho no poder saber de tí…salía al patio a cada instante para poder conseguir algo de señal…escribí varios mensajes pero creo que no te llegó ninguno. Estaba algo angustiada y los únicos felices eran mis padres, buscaban una desconexión total con el mundo laboral y lo encontraron, pero yo estaba devastada…solo quería saber de tí y me parecía imposible lograrlo.

Tsubomi de espaldas escucha en silencio todo el relato de la acongojada Yaya quien ha viajado desde muy lejos para reencontrarla. Su corazón late acelerado y sus mejillas se colorean un poco.

-desde aquella villa, había que tomar un trenecito a otra ciudad, pero ese tren sólo pasaba una vez al día, así que tuve que correr para lograr alcanzarlo, luego había que hacer un transbordo para poder llegar hasta Frankfurt, donde podría tomar un avión hasta Tokio, pero…no había ningún vuelo hasta la madrugada…así que esperé por muchas horas. Al final pude embarcar hacia acá y te escribí, pero parece que tampoco lo leíste…

Tsubomi recuerda que por su costumbre, apagó su teléfono una vez entrando a la colina por lo que voltea avergonzada hacia Yaya quien ya se está quitando la ropa.

-…y conociendo como es mi pequeñita de fanática por las reglas de la colina, me imaginé que tendría su teléfono apagado y que estaría regañando por no haberle respondido antes…por eso decidí acelerar el paso y tomar el primer tren hacia acá, así que por lo menos, espero me lleves a cenar porque he cruzado medio planeta para venir lo más pronto contigo y…

Tsubomi sin esperar más, se lanza sobre Yaya dándole un pasional beso que silenció todo en ese instante. La holgada distancia había llegado a cero y ya no había impedimentos para amarse con locura, chocan contra las paredes rumbo a la ducha mientras van dejando la ropa por el camino.

Afuera el calor abrazador sigue insistente y ha obligado a Amane terminar antes de tiempo su entrenamiento y algo cabizbaja suspira.

-Quizás deba llamar a Hikari… ¿Cómo irán sus vacaciones?... ¿será que siento un poco de envidia de Yaya y Tsubomi?

Aquella tarde  comenzaba a despedirse y una bandada de pájaros cruzaba por sobre la colina hizo despertar a una somnolienta Yaya a un lado del cuello de la joven Tsubomi.

-¿eh!?...¿qué hora es!? -exclama Yaya despabilándose

-creo que las ocho…te habías dormido profundamente

-perdón…

-está bien, tenías que descansar

-si pero…he visto el festival que hay en el pueblo y pensaba llevarte

-¿de verdad? Nunca hemos ido a uno

-Mientras caminaba hacia acá pensaba en lo hermosa que te verías vistiendo una yukata

-es cierto, nunca me has visto con una

-aunque prefiero verte así sin nada –sonríe traviesa Yaya

-¡Yaya! ¡Me haces cosquillas!

-¡démonos prisa!

Ha comenzado la puesta de sol y Amane apenas regresa a la residencia después de un largo día en entrenar. Camina hacia la cafetería para cenar y escucha la animada conversación de unas jóvenes por el pasillo.

-¡Etoile sama!

-¿eh? Tsubomi chan, Yaya chan… ¿Por qué llevan yukatas?

La pareja muy animada camina por el pasillo en dirección hacia ella, Tsubomi sin soltar el brazo de Yaya.

-Iremos al festival del pueblo, ¿no te animas a venir?

-muchas gracias por la invitación Yaya san, pero estoy muy cansada. Cenaré e iré directo a dormir, pero disfrútenlo mucho

-te compraremos un regalo, Etoile sama

-¿eh? No es necesario, Tsubomi chan –sonríe – solo no regresen muy tarde, sino preocuparán a la hermana

-no te preocupes, traeré a esta hermosa princesa de regreso sana y salva a buena hora

Ambas se despiden de Amane con una reverencia y enormes sonrisas dejándola en el pasillo. Caminan iluminadas llenas de energía con sus coloridos yukatas hacia el exterior que las esperaba con una fresca brisa bajo las estrellas.

La noche parecía perfecta a medida que caminaban por el sendero colina abajo. Desde sus vistosas bolsitas sacaban sus identificaciones para mostrárselas a la hermana de la caseta de la entrada, quien tomaba tranquilamente una taza de café y escuchaba una pequeña radio.

Risueñas esperan delante de la ventanilla mientras la hermana las recibe con una sonrisa.

-buenas noches señoritas Okuwaka y Nanto, veo que van muy bien ataviadas al festival

-buenas noches hermana. Así es, es primera vez que vamos –sonríe Yaya

-no es necesario que me muestren sus identificaciones, ustedes ya son personalidades reconocidas en la colina. Las registraré

-gracias hermana –sonríe Tsubomi

-no me cabe duda que ustedes podrían ser unas magníficas Etoile –sonríe entusiasta la hermana mientras las registra. Ambas se miran algo sonrojadas.

-etto…gracias hermana…

-bien ya está. Disfruten del festival

-con su permiso hermana

Ambas se despiden con una reverencia mientras la puerta peatonal se abre con un eléctrico sonido.

Delante de ellas se abrían iluminadas las calles bajo los faroles dejando lejos en el horizonte la intensidad naranja de la puesta de sol.
Muchas personas caminaban en la misma dirección y muchos alegres niños corrían por doquier vistiendo mini yukatas derramando alegría allá donde iban.

Tsubomi no ha dejado de lucir una enorme sonrisa ni tampoco ha soltado del brazo de Yaya, quien parece no sentir ningún cansancio a pesar del largo viaje.

Faroles de papel decoraban la entrada y cientos de puestos llenos de comida y juegos mezclaban el aire llenándolo de música y aromas mágicos haciendo de esta, una noche inolvidable.

La joven integrante del consejo estudiantil, miraba a todos lados con mucha emoción y sentía que quería visitar todos los lugares y disfrutar de todo. Yaya la observaba con enorme paciencia. No era normal verla así de feliz e informal. Siempre estaba tras aquella estampa de formalidad y trabajo que era muy difícil derribar, pero esta noche parece que una nueva Tsubomi se ha asomado tras esa carcaza profesional intachable.

El pecho de Yaya se siente dichoso de poder observarla tan diferente y renovada, sintiendo que quiere abrazarla a cada rato sin soltarla y apenas alcanza sus dedos que se le escapan por ir tras unas manzanas acarameladas.

-…por primera vez siento que esto es lo más correcto que pude haber hecho. Verla correr como un ángel es lo más hermoso de este mundo y siento que no quiero dejar de verla así nunca…–piensa Yaya

En ese instante una pequeña explosión dentro del pecho de Yaya la hace reaccionar, vuelve a clavarle la mirada a la pelirosa que no dejaba de jugar de un lado a otro. Acercándose hacia ella, toma sutilmente su mano haciéndola voltear dejando en libertad miles de invisibles mariposas que inundaron todo aquel lugar sin dejar espacio alguno a la duda.

-ahora entiendo todo…

-¿eh? ¿a qué te refieres Yaya?

-no hay nada que entender…mi pequeña princesa, es contigo con quien quiero estar siempre…

-¿eh? –Sonrojada– ¿Por qué dices eso de pronto?

-porque estoy segura que eres la estrella más brillante del firmamento –mirando al cielo
Tsubomi sonrojada y algo confundida la mira intentando comprender sus repentinas palabras.

-nadie nos derrotará, seremos las mejores Etoile de la colina –con firmeza

-¿ehhhhh!??? Pero Yaya…tú no querías nada de esto, no tienes por qué forzar tus decisiones por mí…

-Sí…lo sé y me lo has dicho muchas veces…pero ahora comprendo este sentimiento tan real y tan hermoso que no era capaz de entender…no sólo estaremos juntas como Etoile, sino que toda la vida

-Yaya…yo…perdón…he sido una tonta…

-¿Por qué?

-pensé que…no te interesaba nada de esto y mucho menos lo de ser Etoile…pensé mal de ti…

-no te preocupes amor. Sé que a veces todos piensan que mi actitud es un poco loca pero, lo que he aprendido a tu lado, es algo inmenso. No quiero separarme de ti mi hermosa princesa…gruñona…

Con lágrimas en los ojos Tsubomi la abraza hundiéndose en su pecho. La siempre enérgica Yaya nunca había mostrado mucho interés con la participación en la competencia Etoile pero a pesar de todos los pronósticos, su corazón se ha entregado por completo a la consejera de Spica.

-Te amo Yaya...yo también quiero pasar contigo mi vida

Con sutileza Yaya levanta el rostro de Tsubomi regalándole una tierna sonrisa.

-Te amo y quiero que vivamos nuestra loca aventura por siempre

Ambas se abrazan con mucha calidez haciendo que muchos volteen a observarlas curiosos.

-Yaya…muchos nos están viendo…

-¿y qué? Que miren, de seguro mueren de envidia

En la colina, Amane abre la ventana de su habitación y observa a lo lejos los fuegos artificiales que comienzan a reventar en el cielo, solo se ven unos pequeños brillos y ni siquiera se alcanza a oír su estruendo. Respira profundo apoyándose en el marco de la ventana.

-creo que Astraea quedará en buenas manos después de todo…

Sacando de un cajón su teléfono, busca en el menú el número de Hikari para marcarle enseguida.

-quizás deba hacer un viaje sorpresa también -sonríe 

Aquella noche de verano tan mágica y envolvente seguirá describiendo lo que las doncellas tienen que decir. La colina, no se cansará de celebrar sus historias juveniles que tienen que vivir.

Unas nuevas estrellas comienzan a brillar en firmamento de Astraea.





 --Fin Capítulo Especial--